Capítulo XXXV. Regalos a la Guerrera y la Diosa : La última premonición.

Narrador.

Mientras nuestras parejas arreglaban sus diferencias, a muchos kilómetros de allí la última de las diosas quintillizas del amazona, la diosa de Brasil Añanga, con la poca fuerza que le quedaba, envió los cinco poderes heredados de sus hermanas, incluido el suyo, a la última de sus hermana, la Guerrera Blanca, el esfuerzo le costó la poca energía que le quedaba, pero cuando la diosa oscura se le acercó a reclamar su trofeo, esta sólo la recibió sonriente, mientras miraba su territorio por última vez, la gran espesura del grandioso amazonas.

-“No has sido rápida… diosa oscura… al final… al final, todo tu empeño… ha caído… en saco roto.”- le dijo la diosa Añanga, con el poco aliento que le quedaba.

Nereida se dio cuenta que sus hermana ya no tenía ninguno de sus grandes poderes, aquellos por lo que le habían costado tanto vencerla, y que habían retrasado de manera lamentable, sus planes. La última de las quintillizas había heredado, los mayores poderes de sus hermanas, y en su
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