Las palabras de Aegan lo habían dejado petrificado y realmente conmocionado. Aquello era imposible, verdaderamente imposible.
A lo largo de su vida, Damino jamás habia escuchado aquella locura galopante. ¿Una luna para dos lobos? No, era imposible, lo mas seguro era que Aegan le estuviera mintiendo para evitar que el se uniera a Lyra y se convirtiera el nuevo Alfa de la manada.
Una sonrisa serpenteante afloro en sus labios, mientras observaba a Aegan como lo que realmente era… su enemigo.
—¿En verdad estan tan desesperado por convertirte en el nuevo Alfa que intentas mentir con estas cosas?—siseo Damino, con una mueca que se asemejaba mas a un gruñido que una sonrisa—. Eres patetico.
La mirada fría y cortante del príncipe dorado se mantuvo firme e implacable, mientras sus brazos se cruzaban por encima de su pecho, mostrándose mas autoritario.
—Lo supe desde el primer momento en que la vi—comenzó a explicar Aegan—. Senti como si mi cuerpo se destrozara a si mismo, mientras todos mi