Esa mañana, Hannah llegó temprano a la oficina a pesar de que tuvo que dejar a Ali con sus padres porque había amanecido decaída. Reconociendo eso como normal, solo la dejó reposando porque solía pasarle a veces.
Alisson era un océano de energía interminable, pero de vez en cuando su cuerpo se cansaba y solo quería dormir o flojear, y hoy era uno de esos días.
Al llegar a su lugar, se dio cuenta de que Andrew ya estaba ahí, lo que la sorprendió, porque era más de media hora antes de lo que debería. Entonces, curiosa, primero preparó café y luego se acercó y llamó a su puerta, viéndolo por una de las pantallas concentrado en su computadora.
Él echó un vistazo hacia la puerta, y al ver que se trataba de ella sonrió y le hizo una seña para que pasara.
Hannah entró y dejó el café en su escritorio, sin poder evitar comentar:
—Buenos días, señor Cook, hoy ha llegado temprano.
Él le sonrió y suspiró.
—No pude dormir mucho y… no sé, estaba un poco ansioso, así que terminé aquí antes de tiempo