Capítulo 74. Lo que todos queremos.
Alana fue a la habitación de George encontrándolo acostado en su cama, cubierto hasta la nariz. Keenan veía la televisión con Neris y Logan.
—¿Papá? ¿Estás bien?
Ella se sentó a su lado y tocó su frente, tenía algo de fiebre.
—Me duelen los huesos —se quejó él, adormilado.
—Maldición y la medicina que nos dieron los africanos se nos acabó.
Apoyó las manos en sus rodillas y entrelazó las manos en una pose pensativa. Necesitaba hallar un doctor que evaluara a su padre.
—No te preocupes, hija, estaré bien. Ya me tomé unos analgésicos.
—Lo tuyo no se cura con analgésicos. Hablaré con Maddox para que te vea un médico.
—Ya me han visto varios en la isla y sabes que nunca encontraron nada.
—Lo que pasaba en la isla era provocado —expresó con enfado—. Estoy segura que el alcalde dirigía todo eso para sacar a los granjeros de sus tierras, ya fuera bajo amenaza o por enfermedad.
—Quiero volver a Sutton, Alana —expuso el hombre con pesar—. Allá están los restos de mi esposa.
La loba se preocupó