Capítulo 39. Un escape imprevisto.
—¿Para quién trabajas? —consultó Aaron molesto, sin recibir respuestas, y metió una de sus garras en una de las heridas del costado del hombre para abrirla aún más y producirle dolor.
—¡Para el G24! —respondió entre gritos marcados por el sufrimiento.
—El G24 es una compañía canadiense de seguridad formada por antiguos militares de las fuerzas especiales británicas y estadounidenses —explicó Maddox mientras revisaba la información en su móvil—. Un grupo de mercenarios que ha participado en varias guerras y han prestado sus servicios a empresas petroleras y mineras a nivel internacional.
Aaron apretó la mandíbula con enfado. Ya habían desnudado a aquel sujeto, así como al piloto y a los otros tipos asesinados, y ninguno tenía el tatuaje de la silueta del lobo cruzada por las dos espadas.
—¿Para qué los contrataron?
Como el hombre no respondía a sus preguntas, Aaron tuvo que hacer presión al abrirle un poco más la herida que tenía en el muslo derecho.
El sujeto chilló por el dolor.
—Par