Capítulo 35. Mi predestinada.
Maddox realizó algunas llamadas rápidas para organizar los próximos movimientos. Necesitaba estar precavido en caso de que las cosas dieran de pronto un gran giro.
Cuando entró en la cabaña descubrió a George, el padre de Alana, en la cocina con Keenan, y a Aaron en el patio trasero hablando por móvil, quizás, con Freddy Browner.
Buscó a la loba, que se encontraba en la habitación del chico empacando.
Ella lo sintió entrar y enseguida se giró fijando sus ojos ansiosos en él.
Maddox se embriagó con su mirada y se aproximó a ella casi de forma involuntaria, como si un poderoso imán lo atrajera. Se detuvo muy cerca y apartó de su rostro un mechón de cabello.
—¿Qué dijo tu padre? —preguntó casi en susurros mientras ponía el mechón tras su oreja.
El contacto estremeció a Alana.
—Está enfadado, aunque sabía que esto sucedería en algún momento. Esa gente está decidida a sacarnos a todos los granjeros de la isla.
—No es justo que deban marcharse por ellos, pero ahora es lo mejor. Cuando estem