Ryan estrechó a Ava en sus brazos, había llegado minutos antes, había estado observando con profunda ira como Raúl consolaba a su hijo enfermo y para Ava no tenía una frase de cariño.
—Ya estoy con ustedes —susurró, de inmediato, buscó a Hope con sus ojos, respiró aliviado, se puso de pie y junto con Ava se acercó a su hija, la abrazó bien fuerte. —¿Cómo están? —Las miró a ambas—, ¿se encuentran bien?
Hope se aferró al cuerpo de su tío, empezó a llorar desahogando todo el miedo y el nerviosismo que el secuestro le causó.
—Ese hombre es muy malo…
Ryan miró con profunda seriedad a Raúl, plantó su vista en él.
«Te vas a arrepentir, infeliz»
—Ya volví y no voy a permitir que nadie les haga daño —enfatizó, y de inmediato se aproximó a Vanessa.
Vanessa se lanzó a sus brazos.
—Gracias por venir —sollozó en su cuello, permaneció abrazada a él por segundos. —¿Estás bien?
—Es un necio, el médico no autorizó el viaje —intervino Jordan—, pero tú sabes que nadie puede detenerlo.
—Debe revi