Katherine no era consciente de que se encontraba frente a él, vistiendo el pijama más sexi que tenía.
Anna se lo regaló en su último cumpleaños.
—¡Ángel! —Tuvo que aclararse la garganta antes de continuar—: ¿Estás…? ¿Estás bien?
—Claro, aunque hace unos minutos estaba más que bien, dispuesta a dormirme —protestó ella cruzada de brazos, haciendo que sus pechos se vieran más prominentes y, por ende, tentadores.
Daniel tuvo que hacer un gran esfuerzo por no dejarse llevar por el deseo que comenzaba a despertarse en su entrepierna, tomarla entre besos fervientes y adentrarse con ella en la habitación. La deseaba y no se debía al extenso verano por el que estaba atravesando.
«Piensa con la cabeza correcta».
—Lamento no haber venido a comer contigo, debía arreglar un montón de cosas y supervisar otras… —Ella fingió que no le interesaba al fruncir el ceño.
—No tienes que disculparte.
—¿Estás molesta?
—No. —Mintió.
—¿Puedo pasar?
—Claro que no. —Ella usó un tono desdeñoso.
¡Claro q