—¿Y crees que Hans haga algo? Es decir... ¿Qué podría hacer? Realmente no puede interferir en el testamento— me decía Eliot. Yo estaba caminando de un lado a otro en su oficina, de tal manera que estaba a punto de abrir una canal en medio de su despacho.
—El testamento, el testamento, el testamento... es lo único que a él le importa. Como si hubiese luchado por obtener ese dinero, cuando lo único que hizo fue embaucar a mi madre. Confieso que me preocupa más el daño que ya han hecho sus palabras. Lisa escuchó absolutamente todo y fue espantoso— le digo y mi amigo se tapa la cara con las manos.
—Ni me lo tienes que decir. Yo ya pensaba que tu padre era realmente un problema, pero ahora... debo decir que, o ha perdido completamente la cabeza o está absolutamente obsesionado. Sin contar que ha sido una falta completa de respeto, ética y cualquier otro principio sensato para un médico de su calibre— yo me siento en su oficina básicamente derrotado.
—Tuve que calmar a Lisa por horas, se