Luego de presenciar aquella asquerosa escena en el gran salón, Rhen salió a toda velocidad de aquel lugar, preparado para hablar con su hermana e intentar consolarla de la mejor manera posible. Sin embargo el teniente ya se había adelantado a su encuentro.
Sabiamente, el hermano de Lyra decidió no interrumpir aquel momento.
Sin un rumbo claro en mente, Rhen comenzó a vagar por el castillo, hasta que se vio sin previo aviso frente a una puerta que conocía muy bien solo por fuera.
Antes de poder decirle a su cerebro que no, este le había mandado la orden silenciosa a su mano para que llamara a la puerta. Un par de latidos de corazón más tarde, Gwen emergió desde detrás.
—¿Rhen?—preguntó la chica de cabello oscuro con el ceño algo fruncido.
—¿Puedo pasar?—preguntó Rhen, y antes de que esta lo echara, él se deslizó con gracia y elegancia dentro del cuarto.
—¿Que quieres?—preguntó Gwen cerrando la puerta detrás suyo, dejándolos a ambos solos, dentro de la habitación.
Rhen camino un par de