El aroma embriagador a algo cítrico que ella no logro identificar, mezclado con el calor que emanaba su propio cuerpo la dejo completamente aturdida, embelezada y casi himnotisada, perdida en aquella profunda mirada púrpura.
—Dimelo, Lyra… cual es tu más profundo deseo—volvio a repetir el, mientras sus labios comenzaban a deslizarse alrededor de su cuello, como una gentil y sensual caricia.
Muy lejos de ser algo romántico, para Hades aquello era meramente un intento de tentarla para obtener la verdad de sus propios labios, al fin y al cabo, todas las mujeres solían sucumbir ante tales actitudes de su parte.
En principio, Lyra no parecía ser la escepcion, puesto que hecho la cabeza hacia atrás, permitiéndole el acceso a cada centímetro de su cuerpo.
Aquello liberó una cadena de Hades, una que logró volver a sujetar con fuerza en el preciso instante que sentía que su autocontrol se iba al drenaje.
Aquello era un peligroso juego llevaba adelante con todas las mujeres que eran seleccionad