Lo que quedó de la tarde Paula y Juan Andrés lo único que hicieron fue consolarse uno al otro, intentando buscar una esperanza, él investigó en internet, encontraron una clínica especializada en enfermedades neurológicas, y decidieron que a la mañana siguiente estarían en consulta.
Más tarde un poco más tranquilos, llegaron a la Momposina por Cris. María Paz notó de inmediato el semblante descompuesto de su hijo, el corazón se le estrujó, al no poderlos ayudar.
Justo en el salón estaba de visita don Miguel Duque, el abuelo de Andrés.
—Me da gusto verte muchacho —dijo el señor—, hace meses que no nos vemos. ¿Cómo estás?
Juan Andrés sonrió levemente, le daba gusto ver a su abuelo, el señor Duque solía pasar largas temporadas en México junto a su esposa Mariana, solían vacacionar allá, y aprovechar para visitar a la familia de ella, pero la dicha para el joven Duque no era completa, no cuando ahora sabía que la vida de la mujer a la que amaba pendía de un hilo.
—Me ha pasado de todo ab