Mafer parpadeó en repetidas ocasiones, separó los labios, se dio cuenta de que estuvo a punto de cometer una indiscreción.
—Me refiero a que te obligaron a cumplir con ella.
—Como haya sido, me enviaron a esta pocilga, me retiraron todo su apoyo. ¿Quieres que los felicite? —Agitó sus brazos.
—Lo hicieron por tu bien —habló en voz fuerte Mafer—, para que enderezaras tu vida, y no te sigas hundiendo.
—¡Ese era mi problema! —tiró de los mechones de su cabello.
—¡No! —gritó Mafer—. ¡Somos una familia unida! ¡Todo lo que a ti te ocurría nos afectaba!
—Pues ya no tienen de qué preocuparse —vociferó él respirando agitado, salió de la casa dejando a su hermana con la palabra en la boca.
Paula salió de la mano con Cris, había escuchado los gritos, frunció el ceño al no ver a Juan Andrés en la sala.
—¿Qué ocurrió? —indagó.
—Mi hermano es un necio, ojalá recapacite, mis papás lo extrañan.
Paula inhaló profundo, entonces pensó en invitar a sus suegros esa misma noche a cenar.
—Yo me har