Capítulo 37: Sabor a fresa.
Paula reaccionó, se alejó de él de golpe.
—No juegues conmigo —advirtió—, siempre has repetido que un hombre como tú, jamás se fijaría en alguien como yo —recalcó, y se alejó a prisa hasta la alcoba.
Juan Andrés se quedó estático, se llevó la mano a la frente, su soberbia ahora le estaba pasando factura, había ofendido a Paula en reiteradas ocasiones por su condición humilde, y era lógico que pensara que él solo estaba jugando.
«Pero ¿qué era lo que realmente le inspiraba Paula?» se cuestionó.
Se estremeció y prefirió no responderse a ese interrogante.
****
Paula por su parte sentía su corazón agitado, tocó con sus dedos sus labios, jamás imaginó que su primer beso se lo daría con alguien que parecía físicamente un príncipe; sin embargo, un ligero estremecimiento recorrió su cuerpo, y recordó lo que aquellos muchachos millonarios, le hicieron a su hermana.
—Pero Juan Andrés no es igual —susurró.
—Pero puede jugar contigo —se contestó ella misma.
—Ya no tienes nada que perder P