Capítulo 16: Si ella tiene un amante yo también la tendré

En su huida de la oficina, Roger se encontró con la que al parecer era su nueva asistente.

Decía al parecer porque apenas llevaba dos semanas trabajando para él y la muchacha se esforzaba, pero él solo tenía quejas y más quejas.

Ninguna asistente le había durado.

Y todo por culpa de su esposa.

Esa arpía embustera y mentirosa que lo había aniquilado y no solo en lo referente a otras mujeres, también había dejado el listón muy alto para sus asistentes.

Las despedía una tras otra, sin parar, porque ninguna era ella.

Cada vez que veía a una mujer diferente entrar a su oficina la recordaba y el dolor que sentía era tan intenso que se enfurecía y las enviaba a por finiquito.

Miró a la extraña mujercilla que se había plantado frente a él con una taza de café humeante en las manos.

Tenía unas enormes gafas que le ocupaban la mitad del rostro y que ocultaban unos bonitos ojos verdes.

Los ojos de su Elizabeth eran extraños, tenían motitas de color dorado y se les aclaraban con la luz.

No había
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