14. Odio vísceral
Iliana.
La cena pasó sin ningún incidente y estaba comenzando a relajarme en lo que iba de noche, bebí solo una copa de vino porque mañana trabajaba y llegué al restaurante manejando, mi hija quiso ir de nuevo con Jazziel en el auto, así que manejé siguiéndoles en un estado de estupor.
Aun me parecía increíble ver a Jazziel con Dalilah en una relación cordial.
Llegamos a casa sin ninguna alteración en la vía y saqué mis llaves para entrar y por fin tratar de pensar en que vendría a partir de ahora.
Los vi a los dos sonrientes y mi corazón se saltó un latido al ver esas sonrisas tan iguales.
Definitivamente lo que se hereda no se hurta.
—Gracias por aceptar mi invitación a cenar —dijo Jazziel a Dalilah, llegando al porche donde me encontraba ya con las llaves en la mano— ¿la pasaste bien? —pregunta algo dudoso viendo a Dalilah a los ojos.
Lo veo rascarse la nuca nervioso y me causó algo de gracia ese hecho, quiero que trabaje por el cariño de mi hija, mi hija merece lo mejor y él