Esa área del hospital como siempre, era el mismo. Era espaciosa, limpia y solitaria. El personal era escaso, pero todo el lugar estaba monitoreado por cámaras de circuito cerrado, con las cámaras y micrófonos la seguridad estaba asegurada.
El personal siempre que se encontraba con ella era cortés y ahora respetuoso. No era de extrañar, debido a que, así como eran eficientes para el trabajo, lo eran para hacer circular la información.
¿Por qué las personas cambiaban tanto y tan fácil?
Ella habría hecho hasta lo imposible por sentarse en ese lugar con orgullo y ahora no lo quería. Esa gente se burlaba de ella como si fuera una simple basura desechable que en cualquier momento podrían pisotear como se les diera la gana.
Y ahora... Bueno, no hacía falta decir lo que pasaba.
Mientras divagaba, voluntariamente a propósito para no pensar en lo que venía, llegó a la habitación. Se mordió la parte interna de la boca, y tragando al último minuto entró.
—Señor, recuerde que debe guardar reposo,