—¿Qué está pasando?
Preguntó Héctor mientras se acercaba. Armando le dio los inhibidores y revisó a Liliana.
—No puedo hacer nada aquí, debemos llevarla al hospital. Héctor se acercó a los internos y los inyecto también.
Varios curiosos se acercaron a ver el alboroto y Armando se mordió el labio, ninguno de los chicos estaba en condiciones de moverse y las ambulancias eran malditamente lentas. Lo peor era que Liliana parecía tener fiebre, Héctor se estaba moviendo más por instinto que por consciencia y Oliver estaba completamente inconsciente.
—Oigan, ustedes.
Los tres chicos se miraron entre sí y algo dudosos lo miraron. Rechinó los dientes y molesto volvió a hablar.
—¿Quieren ganarse quinientos dólares...?
Los chicos inmediatamente se acercaron. Con su ayuda, llegaron al hospital. Después de pagar a regañadientes, ordeno que llevaran a Liliana y Oliver a emergencias.
—Señor, su habitación ya está lista. En cuanto tenga noticias lo buscaré...
—Me quedaré con ella.
Dijo Héctor sin de