En algún momento me hallo siguiéndole el beso, con la duda carcomiendo desde adentro. Me armo de valor y lo alejo de mi boca, muevo el rostro hacia el otro lado y respiro profundo antes de decir:
—Por favor, no empeores más las cosas. Ya nada es como antes, ni lo será de nuevo.
Veo cómo empuña las manos y niega con la cabeza, mostrándose frustrado.
—Muy bien, discúlpame, yo... creí que podría remediarlo.
Niego con la cabeza y lo miro a los ojos.
—No, así no funciona, en la vida no puedes intervenir una y otra vez para enmendar o empeorar las cosas como si estuvieras corrigiendo el guión de una novela. Ya todo terminó para los dos, solo nos queda esperar el final del contrato y a partir de ahí, cada uno tomará su camino.
Jhonson asiente, no está muy convencido.
—Sobre el contrato y... nuestro hijo, todavía tenemos que llegar a un acuerdo, tendré que hablar con mis abogados.
¿Abogado? ¿A qué se refiere?
—N-no comprendo... —Frunzo el ceño—, ¿te refieres a la tenencia compartida?
Eleva