Capítulo 48 ¡Quiero a mi papá!

Media hora más tarde, Lucas ya había llegado a la mansión. Al cruzar la puerta y llegar al salón, observó a su hija sentada en el sofá. Su pierna derecha se movía insistentemente, y sus manitas estaban agarradas una con la otra, metidas entre sus piernas. Notó que miraba constantemente hacia los lados. Cuando escuchó el ruido, dirigió su mirada hacia la puerta.

— ¡Papito, al fin estás aquí! —exclamó, corriendo hacia él.

Al ver a su padre, la expresión de la niña se iluminó instantáneamente. Sus ojos, grandes y brillantes, reflejaban una mezcla de alegría y alivio. Una sonrisa amplia se dibujó en su rostro, pero Lucas también notó una sombra de ansiedad.

Cuando la niña se lanzó hacia Lucas, sus brazos se aferraron con fuerza, como si no quisiera soltarlo nunca. Había una chispa de felicidad genuina en su mirada, pero también un destello de preocupación, como si temiera que él pudiera irse de nuevo.

Lucas la cargó y la pequeña le colocó los brazos alrededo