••Narra Kiara••
Sentía el cuerpo ligero, demasiado. Como si estuviera nadando a favor de la corriente. Pero al mismo tiempo… Sentía que estaba descansando sobre algo duro, firme como una roca.
Abrí los ojos lentamente, sintiendo como estos me ardían a causa de todas las lágrimas que derramé.
—Por fin despiertas —Una voz grande resonó en mi oído.
No, no solo resonó, causó que todo mi rostro vibrara al ritmo de sus palabras. ¿Vibrara? ¿Cómo…?
Mis ojos exploraron los alrededores, hasta que dieron con la cama que había debajo de mí. Lo cual, no era una cama, sino el cuerpo tonificado de Alexander, cubierto por un traje que ahora estaba arrugado por mi culpa. Fui consciente del calor que desprendía su cuerpo y por más agradable que fuera, me encontré a mí misma saltando de la impresión, sentándome sobre la cama.
—¿Qué? ¿Cómo? —Me llevé una mano a la cabeza, con la esperanza de que la comprensión pudiera llegar más fácilmente.
Los ojos grises de Alexander me examinaban con una calma qu