••Narra Alexander••
Kiara respiraba muy rápido, intentando calmarse, controlar las contracciones prematuras.
Apenas tenía siete meses, los bebés se estaban desarrollando. Ya de por si no podía parir porque era un embarazo riesgoso al ser dos bebés, y la doctora no quería hacerle la cesaría aún. Mi esposa estaba de acuerdo, quería que los bebés nacieran en el momento adecuado, que no necesitarán máquinas siendo recién nacidos. Y yo estaba de acuerdo. Pero… Mi mujer estaba sufriendo. Y eso me hacía flaquear.
Los tres eran mi prioridad, pero en estos momentos, una de mis prioridades estaba sufriendo a causa de las otras dos. Y yo, Alexander Westwood, quién siempre he tenido todo bajo control, me he encargado de proteger, cuidar y deshacerme de todos los problemas de mi esposa… En estos momentos, no podía hacer nada por ella. Solo darle unas malditas pastillas que recetó la doctora para detener las contracciones.
Me sentía tan impotente viéndola en la cama, con la cabeza de Cafecito