••Narra Alexander••
—Quédate en esta habitación, Kiara. No se te ocurra salir sin mi autorización. Debo encargarme de conseguir ese jarrón —La dejé en la cama con cuidado.
Podía ver la preocupación en sus ojos. Ya había caído en cuenta de la realidad. Se había preocupado en sacar a su madre de esa mansión, que se le olvidó protegerse a ella misma y el problema que le podría traer.
Si Federico seguía en el piso, inconsciente, sería lo mejor.
—Lo siento mucho. No me había dado cuenta de los problemas que te podría traer. Si los medios se enteran de lo que hice…
Fruncí el ceño, ante su descabellada preocupación.
¿Pensaba que me preocupaba la reputación de la familia? ¿No se daba cuenta que mi preocupación era ella? No quería que la policía le hiciera pasar un mal momento, los reporteros. El circo a su alrededor. Ya estaba pasando por mucho.
—No me preocupa lo que piense el público, me preocupas tú. Pero tranquila, me haré cargo de todo.
Estaba a punto de salir de la habitación, pero