Capítulo 56

-No creo que las secretarias estén enamoradas de Alberto –dijo Marián mentalmente mientras lavaba su cabello en la ducha- Solo están envidiosas de que él me tome en cuenta y que me dé un cargo en la empresa… ¿Pero que estoy haciendo? Ayer me encerré en mi habitación toda la tarde porque no me necesitaban en la oficina. Como una niña regañada. ¡Pero soy socia! Es decir, soy como la jefa de la empresa. Y si mi nombre estaba escrito en los documentos principales quiere decir que soy la cabeza del proyecto, y tengo derecho a mandar.

Al entrar al cuarto envuelta en una toalla, mirándose al espejo continuaba reflexionando.

-Y así jamás recuperaré a mi esposo. Ayer no lo vi en toda la tarde. Quizá quiere invitarme a cenar y yo escondida.

El aire caliente del secador se esparcía sobre su cabeza mientras se miraba en el espejo -Tengo que arreglarme y ponerme bella. Debo impresionarlo.

Se empezó a vestir y al bajar la cabeza sintió un poco de desánimo cuando vio su barriga. -Se está empezando
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