Chase pronto salió del baño y miró su reloj de pulsera. ¡Dios mío! ¿Realmente la había dejado tres horas? ¿Cómo pasó tres horas haciendo el amor con una sola mujer?
Se puso los pantalones, vistiéndose rápidamente. Necesitaba volver y disculparse con ella. Estaba mal dejarla esperando tanto tiempo.
—¿Hay algún problema? Estás con mucha prisa —preguntó Rosalinda, levantándose para sentarse y cubriéndose con la colcha.
—Sí, acabo de recordar que tenía que encontrarme con alguien hace unas horas. Pero me dejé llevar por el placer —respondió, de pie frente al espejo y abotonándose la camisa.
—Ah, está bien —murmuró Rosalinda. Observó a Chase mientras terminaba de vestirse. Ya estaba enamorada de ese hombre y él también era bueno en la cama.
Ahora que lo tenía, no lo dejaría ir. Se pegaría a él y estaría lista para servirle.
—Nos vemos pronto, cariño —declaró Chase y se acercó a besarle brevemente los labios. Rosalinda sonrió y se despidió.
Chase bajó corriendo las escaleras y vio a Arianna