Esa noche, Jace y Chase Hudson llegaron a la casa de la familia Hudson. Habían sido invitados a cenar por sus padres. Pero lo que no esperaban era que habría invitados.
Festus Dante y su esposa Selina Dante estaban presentes junto a sus hijas Tayo y Flora. Tan pronto como Jace entró a la sala y vio a la familia, recordó las palabras de su padre sobre la hija de su amigo, una tal Tayo Dante.
—Bienvenidos, hijos —dijo Henry Hudson, sonriendo ampliamente. Sus dos hijos habían llegado y sería una noche de cena y diversión.
—Hola, papá —dijo Jace, sintiéndose incómodo con los pensamientos que cruzaban por su mente. Su padre no podía estar hablando en serio con lo que dijo el otro día, ¿verdad? No entendía por qué su familia y otra familia debían acercarse tanto.
—Jace, querido —intervino Laura Hudson, acercándose y abrazando felizmente a su hijo. Hizo lo mismo con Chase y los condujo para presentarles a sus invitados.
—Acérquense —declaró Henry y pronto las dos familias estuvieron sentadas