—Pero tengo una cita con Marcus. ¿Por qué no vienes a cenar con nosotros y luego hablamos? No tengo nada que ocultar —dijo Rubí.
Había algo en el tono de Noah que la incomodaba, pero no lograba identificar qué era.
Noah guardó silencio unos segundos antes de decir:
—Nadie más puede saber de esto, ni siquiera Marcus. Reunámonos a solas, tomemos una copa. ¿Dónde estás? Te recogeré. Es sobre tus padres biológicos… necesito contártelo cuanto antes.
—¿Mis padres biológicos? —preguntó Rubí, con el rostro súbitamente tenso.
Al principio solo sentía curiosidad, pero al oír eso, algo dentro de ella se encogió. ¿Acaso Noah sabía algo… o estaba mintiendo?
—Sí —afirmó él con voz apresurada—. Encontré información sobre tus orígenes, y quiero decírtelo ahora. Rubí, perteneces a una familia importante. ¿No quieres saber más? Dime dónde estás, iré por ti.
Rubí lo observó con el ceño fruncido, aunque él no podía verla. Noah nunca había sido buen mentiroso, sobre todo con ella; algo en su tono no encaj