Así que asintió rápidamente y casi estalló en lágrimas de alegría al decir:
—Está bien, mamá lo sabe. En ese caso, mami no bajará y se quedará aquí contigo, ¿de acuerdo?
Dylan asintió y miró hacia el baño. Se escuchaba el agua corriendo de la ducha de Marcus, así que probablemente quería esperar a que él saliera.
Rubí se sintió un poco incómoda, pero sonrió y le dijo a Dylan:
—Está bien, entonces esperemos a tu papá.
Dejó la mochila a un lado, sacó un libro de imágenes y se lo entregó a Dylan, explicando:
—Este libro lo escogió la señorita Emily especialmente para ti. Ella es psicóloga infantil y pensó que sería muy adecuado para ti.
Dylan asintió y lo tomó con seriedad. Era un libro sobre gestión emocional, ideal para su edad y condición. Emily había tardado en conseguirlo, convencida de que sería de gran ayuda para él.
Mientras Dylan hojeaba el libro, Rubí pensaba en preguntarle a Marcus si quería que le llevara ropa limpia, cuando de pronto sonó su teléfono. Era Emily.
—Hablando de