—Así es —asintió Marcus—. En ese entonces era la prometida de mi hermano. Todos, incluida ella, daban por hecho que él sería el futuro heredero de la familia Maxwell. Yo no me interesaba en los negocios familiares; solo quería construir mi propia empresa y mi marca. Para ella, lo único aceptable era casarse con un Maxwell. Y como mi hermano ya tenía a alguien que le gustaba, no podía tolerarlo. Así que investigó en secreto, descubrió mi cercanía con mi cuñada y lo usó para generar habladurías. Logró convencer a muchos, incluso casi engañó a mi hermano.
Rubí empezaba a comprender.
—Si fue así... entonces no tenías ningún motivo para dañar a los padres de Dylan... a menos que hubiera sido por la herencia de la familia.
Marcus bajó la voz, más fría que nunca:
—Una vez incluso incitó a la falsa amiga de la madre de Dylan para tenderle una trampa. Cuando todo estuvo hecho, manipuló su coche... y murió en un accidente. Ese es su estilo.
Rubí sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—Eso