NOAH THORNE
—Serás un insoportable arrogante y cabrón, pero eres un tipo demasiado inteligente —dijo mientras caminábamos cerca de la piscina.
La ponencia había terminado con aplausos de pie, pero quien en verdad me llenó el pecho de orgullo y satisfacción fue Vanesa, quien en ningún momento se fue, poniendo su completa atención en mí, dedicándome una sonrisa cada vez que mis ojos se encontraban con los suyos, llenos de asombro.
Aunque la ponencia era para todo el público, podía decir que mi atención estuvo concentrada en ella. Me hacía sentir seguro y valioso.
—Supongo que terminar la preparatoria a los tres años ayuda —agregó con burla antes de recargar su hombro con el mío y dedicarme una sonrisa pícara—. ¿Tu padre fue quien te obligó a superar a todos tus compañeros de manera enfermiza?
—Fui yo —contesté de inmediato, manteniendo una sonrisa que amenazaba con disolverse por la melancolía y la nostalgia. Inhalé profundamente antes de detenerme y voltear hacia ella con atención—.