— Padre Rafael… ¡qué bueno que lo encuentro! — La voz de la Madre Superiora —. Hay una jovencita que precisa confesarse, y el otro padre no está disponible.
Roman arqueó la ceja y me miró curioso. Sonrió coqueto hacia la Madre.
— Clare que sí. Estaré encantado de tomar su confesión, Madre — respondió.
La Madre Superiora feliz, salió nuevamente de la capilla, mientras yo le observaba con curiosidad a Roman.
— ¿Por qué aceptaste? No puedes burlarte así del prójimo — espeté, molesta.
— ¿Qué querías que haga? ¿Negarme y levantar sospechas? — rugió, frunciendo el ceño; sin embargo, sus ojos se iluminaron de repente —. Danishka Delaney, ¿acaso estás celosa?
— ¿Por qué estaría celosa?
— Esa pregunta me ofende muchísimo, hermana. Obviamente, de mí. Celosa de tu hombre — respondió, logrando que mis mejillas se sonrojaran.
— Eres… eres…
— Cuidado con lo que sale de esa boquita, de lo contrario, la voy a follar con mi polla — Sonrió, mientras yo abrí mis ojos —. De solo imaginarlo…
— No