86 - Amor Prohibido.
DANISHKA.
Eran las siete de la tarde y me encontraba sentada en la sala, mirando distraídamente la televisión. Había sido un día tranquilo en el orfanato y los nuevos guardaespaldas que Roman contrató parecían estar haciendo un buen trabajo cuidando de mí.
De repente, escuché la puerta abrirse y supe que era Roman llegando de su recorrido rutinario, observando los almacenes. Sonreí cuando lo vi entrar y se acercó para saludarme con un beso suave en los labios.
— ¿Cómo estás, mi amor? — preguntó con esa voz grave que tanto me gusta.
— Bien, ha sido un día tranquilo — respondí, acariciando su mejilla —. ¿El tuyo qué tal?
— Cansador. Sin Saúl haciéndose cargo, todo se torna más difícil — responde.
Saúl. Hablar de él se había prácticamente prohibido en la casa. Nadie siquiera menciona su nombre ni por error. Después de todo lo que habíamos pasado, la muerte de Saúl y la de Lucía, cada uno de nosotros llevábamos nuestro luto de una manera personal. Pero cuando llegaba la noche y estábamos