GABRIEL SILVA
Fue una sorpresa que ese «doctorcito» resultara ser el nieto bastardo de mi abuelo. Sabía que su presencia solo afirmaba que el testamento cambiaría y eso me hubiera preocupado si la esposa de mi «primo» no se hubiera apoderado de toda mi atención.
Su belleza era nueva y al mismo tiempo conocida. Swan, la cantante que estaba enamorando a toda Europa con su voz y que ocultaba algo en sus ojos, su piel, su hermoso cabello y su curvilínea figura.
Mientras mi abuelo llevaba a Daniel a su despacho para tener una charla privada, yo no pude evitar seguir con la mirada a esa mujer. Su alma vibraba diferente y a la vez me hacía sentir que ya la conocía.
Por un breve momento, sus hermosos ojos azules se po