Damián.-
El trabajo me mantenía ocupado, estar arropado de papeles era el menor de mis problemas, una parte de mi mente sigue centrada en la conversación con Martina, en cierto modo el que dijera que siempre estaríamos conectados me alegró nos unió nuestro amor por la música y como ella bien dijo estaremos unidos una parte de mi siempre estará con ella, pero tengo el presentimiento de que hay algo oculto en sus palabras que no tiene que ver con el trasplante o la música en sí.
— Jefe, perdón que lo interrumpa, pero afuera hay…alguien que solicita verlo –alzo la mirada solo porque me llamó la atención el tono agrio con el que Tony expresó sus palabras.
— ¿De quién se trata? –antes de que mi asistente tuviera la oportunidad de responder entró a mi oficina un figura femenina, que no reconocí en el primer vistazo.
— Se trata de mí, Damián
— Brandy –susurré sorprendido al ver su cambio, de reojo noté a Tony girando los ojos hacia arriba–. déjanos solos Tony.
— Sí, jefe –escup