Ethan bajó del coche, abrió la puerta trasera y tomó a la niña en brazos, mientras Juliette tomaba el bolso con las pertenencias de la pequeña Danna.
—Está dormida —dijo él, cubriéndola con su cobija rosada.
—Gracias por este hermoso momento. —contestó ella, sosteniendo a la bebé en sus brazos.— Creo que Danna y Oliver deberían verse y conocerse en algún momento ¿no crees?
Ethan frunció el ceño, sorprendido por la rapidez con que Juliette avanzaba, pero en su interior sabía que ella tenía toda la razón. La idea de crear un vínculo entre ambos niños le parecía necesaria, aunque también complicada.
—Deberían crecer como hermanos. Eso sería bueno para los dos, y para ti también.
Aunque él no le contestó nada, ella pareció leerle el pensamiento:
—No puedes mantener esto en secreto por mucho tiempo. —advirtió con voz suave, incitándolo a actuar.
Ethan sonrió forzadamente. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar esa situación.
—Luego hablamos de eso. —murmuró él.
—Sí,