Una semana pasó, para no volvió a comunicarse y respetaron su decisión de alejamiento.
Aylin. Continuó con su vida, pero ya no era igual, en su mente vivía Igor, llegó a su departamento, fue directo a la cocina bebió agua y subió a su habitación.
—Está soledad es difícil, Yara, espero estés bien, por qué yo la estoy pasando mal sin ti hermana. Igor, creí que te importaba un poco, que ibas a insistír en estar conmigo, pero no, a la primera te fuistes y me olvidaste.
Hablaba frente al espejo para darse un poco de consuelo. El timbre sonó y su cuerpo se estremeció por temor.
—¿Quien será? —se dijo así mismo. No como las llaves y bajó, el miró a través del ojo y vio a Igor. Su corazón dile un vuelco en su pecho.
—¡Igor! —se dijo y abrió la puerta, Igor puso un ramo de rosas.
—Por favor Aylin, necesito hablar contigo.
Aylin lo miró fijamente, se hizo a un lado cediendo el paso.
—No veo que tengamos que hablar Igor. —dijo cerrando la puerta.
—Lin, se que empezamos mal, y aún así, llegast