Salgo de la casa con la mente positiva, pensando en lo distinto que es todo aquí.
— ¡Daniel!—me llama la voz de mi hermano.
Me giro sobre mis talones, consciente de que el idiota ahora vivirá al lado de mi casa.
— ¿Qué?—respondo de mal humor.
— ¿Y Dina? ¡Queríamos invitarlos a cenar en casa!—exclama, pero mira hacia los lados, buscando a Dina.
—Tuvo que regresar al trabajo. — respondo secamente.
— ¿Por qué?—pregunta con curiosidad, acercándose más a mí.
—Pues, porque la llamó su jefe. —digo.
— ¿Pero no era su amigo? ¡Debió darle el día para que pudiera recibirte!—indica Pablo y yo me encojo de hombros, viendo aparecer a Jaspe a mi lado.
— ¿Y tú de dónde saliste?—pregunto, desviando la conversación.
—Daniel, ¿dónde está Dina?—pregunta ella igual de extrañada que mi hermano.
—Tuvo que regresar al trabajo, Jaspe. —le digo, intentando esconder mi mal humor.
— ¿Al trabajo?—repite ella y le da una mirada extraña a Pablo.
Mi hermano asiente, observándola con seriedad.
—Nos da mala espina, Da