-¿No debería esperarlo? Como a la mayoría de los hombres le gusta tener la compañía femenina, a una mujer también le gusta la compañía masculina.
Él pensó que Adaira seguía siendo aquella mujer espontanea que conseguía lo que quería y esta vez el aceptaría.
—De hecho, estoy dispuesta a hacerle una oferta todavía mejor –añadió ella con voz suave y los ojos brillantes.
— ¿Una oferta que no podre rechazar? –replico él.
Deán iba a admitir lo que ella había sospechado desde un principio. Quería acostarse con ella y que no hacia eso solo porque tenía problemas con su estadía en escocia. Era una chantajista y una completa hipócrita. ¡Qué mal gusto tenía con las mujeres! ¿Cómo podía sentirse atraído por alguien tan despiadada?
—Si accedes a casarte conmigo hasta dos meses, al final del segundo mes hare que todo esto no interfiera en tu vida y recibirás una buena cantidad de dinero –le propuso Adaira en voz baja.
Deán sabía que no había sido el mismo desde