Alessandro
No sé por qué demonios lo hago, pero simplemente no puedo evitarlo y termino estampando mis labios contra los de la pri… la mocosa. JODER, LA MOCOSA.
Sus labios están paralizados, pero cuándo ella jadea y los separa, no dudo ni un segundo en tomarlos con los míos y entonces todo se vuelve surrealista.
Sus labios poco a poco se acoplan a los míos y la misma inexperiencia que muestra solo hace que quiera con más ansias marcarla como mía.
Una de mis manos se aferra a su cintura y la otra va a su cuello para acercar aún más su rostro y en el instante en que ella pone sus manos sus manos sobre mí me siento tentado a levantarme de la m*****a silla y llevarle a la habitación y marcarla en todo el sentido de la palabra.
Sin embargo, justo cuándo estoy a punto de ponerla a horcajadas sobre mí, ella me toma por sorpresa cuándo me empuja y por poco se cae cuándo se levanta de mis piernas. Sus mejillas están encendidas, sus ojos están dilatos, pero no solo por el deseo, sino por algo