Deyanira le sonríe a Celia y no puede creer la emoción que está experimentando.

—Dime, ¿por qué la echó de la empresa? — dijo la rubia interesada en el tema —. Porque estoy segura de que ella no dejó el empleo. Según recuerdo, esa mujer es muy responsable con su padre, que está muy enfermo del corazón. Lo último que supo es que debe hacerle una operación de corazón, para un cambio de válvulas, o de lo contrario se muere. Y también tiene una hermana menor, a la cual adora, tanto la adora y que le cedió el cupo en una de las universidades más prestigiosas de marketing que hay en la ciudad.

Celia, al oír esas palabras, tragó con fuerza. Nadie en esa empresa sabe que ellas son hermanas, y odia cuando otras personas llenan de gloria y atributos a Karen. Apretó los dientes y luego sonrió como si nada de eso le importara; sin embargo, su estómago estaba revuelto debido a la ira.

— «Ahora ella está sin trabajo, ¿vamos a ver cómo le hace para cumplir y seguir siendo la gloriosa perfecta?» —