La tarde llegó y en la oficina de la asistente de presidencia se llevó a cabo una reunión donde se planifica la destrucción de una inocente y la conquista de un millonario.
—Ya sabes lo que debes hacer— dijo la bella rubia — vamos a destruir a esa maldita mujer, y además tendrás la oportunidad de conquistar a un hombre millonario, y si él no cae rendido a tus encantos te buscaré una larga lista de hombres ricos y sus paraderos para que empieces tu tarea. Tú me ayudas y yo te recompenso con lo que más quieres.
Los ojos de Celia brillaron tanto que podía iluminar la oscura oficina de la asistente.
—Estoy dispuesta a todo con tal de conseguir mi objetivo —dijo la joven—y... ¿puedo empezar mañana?
La mujer vio el interés de la joven y sonrió complacida.
—Claro que sí, mañana mismo te hago la inducción y te enseño lo básico para que inicies tu tarea. Debes ser la sombre de Gabriel y la zancadilla de la auxiliar de archivo.
Deyanira y Celia por horas hablaron sobre lo que se iba hacer dura