La mujer que está al teléfono su corazón reboza de una emoción que cala en todos sus huesos. Para ella, reunirse con Gabriel la llena de cierta ilusión y al mismo tiempo de esperanza para hablar sobre la suerte que correría la empresa del hombre que ella ama, pero lo que realmente la mueve es saber que ahora si tiene una oportunidad de conquistarlo.

Sin embargo, la duda la asalta y siente cierta incertidumbre por el camino que él puede llevar la empresa.

—Pero... Gabriel, ¿por qué mejor no vienes a tu oficina? — insistió la rubia algo confundida. El temor dentro de ella creció al recordar las palabras que dijo el señor Manuel Cooper. Que su hijo solo pensaba en vender la empresa – acá podemos hablar y así tú te pones al día...

—Prefiero que vengas tú a una cafetería que queda en la esquina de la empresa. Necesito que organicemos una reunión y una junta de socios— interrumpió el hombre. Este bebió un sorbo de café sin dejar de pensar en la mujer que lo echó de su propia empresa.

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