Hannah soltó una carcajada corta.
—Sí que puedes ser buena actriz cuando te lo propones —dijo con sarcasmo—. Deberías mostrar esos dotes más a menudo cuando estás frente a la cámara.
—¡Maldita…!
—No tiene caso que intentes negar que fuiste tú quien me estuvo enviando los mensajes —la interrumpió—. Tengo suficientes pruebas para demostrarlo. No son precisamente “legales”, así que no serviría de mucho llevarlo a la policía, pero a la prensa no le importa cómo se consigue una información.
—Adelante, dile a la prensa que te estuve chantajeando. Muchos querrán saber con qué, y cuando me pregunten, no me molestará decirles que aquellas fotos eran prueba de tu infidelidad. ¿Cómo crees que se lo tomará tu esposo?
Hannah rodó los ojos con exasperación, agotada de aquel enfrentamiento absurdo.
—Así que sí sabes de qué fotos estoy hablando, después de todo. Y mi esposo ya está al tanto; de hecho, está afuera. No está nada feliz contigo.
Volvió a situarse frente a Claire, reduciendo la distanci