—La comida se enfría —dijo Teo, esquivando su pregunta—. Y tengo buenas noticias.
Hannah estaba confundida. ¿Por qué, si decía tener buenas noticias, había estado de tan mal humor? Aun así, decidió no insistir; sabía que no lograría sacarle nada.
Soltó una exhalación. Había creído que Teo era un hombre fácil de leer, casi transparente. Pero, al parecer, se había equivocado por completo. Y aunque aún estaba algo irritada por su actitud, no pudo evitar sentir curiosidad. Quería saber más de él, descubrir qué había más allá de esa sonrisa relajada, entender quién era en realidad Teo Benedetti. Durante las últimas semanas había formado una idea de su carácter, aunque era evidente que apenas había rozado la superficie.
Nunca le había interesado realmente conocerlo antes de que comenzaran a vivir juntos; siempre le había parecido un tipo irritante y un galán sin remedio… bueno, no siempre había sido así. Hubo un tiempo en que lo admiraba desde lejos y respetaba su trayectoria.
Sus aventuras