Piper revisó su celular y volvió a dejarlo sobre la mesa sin responder. Se intentó convencer de que no se sentía decepcionada al comprobar que no era un mensaje de Colton. Él no le había vuelto a escribir desde la primera vez que lo hizo y, cada vez que el teléfono vibraba, su cuerpo se tensaba con la expectativa de que fuera él. Nunca lo era.
Podría haberle escrito ella, pero dudaba que fuera una buena idea. Ni siquiera estaba segura de por qué él había decidido escribirle en primer lugar. Colton era confuso y llevaba varias noches durmiendo mal, incapaz de dejar de repasar sus acciones y palabras en busca de algún sentido.
—¿Asuntos de la universidad? —preguntó su madre, sacándola de sus pensamientos. Le tendió su plato de comida y se sentó frente a ella con una sonrisa.
—Algo así —respondió Piper—. Se supone que mañana hay una fiesta y Naomi quería confirmar si vamos a ir las dos, pero la verdad no creo que sea buena idea.
—¿Por qué no? —dijo su madre—. Te la pasas estudiando o tra