Capítulo 7: El funeral.

El funeral fue pequeño, solo asistieron los compañeros bomberos de Jake, y algunas personas del trabajo de Sam.

Todos se acercaron a ella y el dieron sus condolencias en este triste día.

—Yo no tuve la oportunidad de conocer muy bien a Jake. Pero sus últimas acciones fueron me demostraron que era un gran sujeto— le dijo un hombre en traje a Samantha, el cual era uno de los bomberos de la unidad de su esposo.

—Todos extrañaremos a Jake.

—Mis condolencias. Su esposo fue todo un héroe. Debe de estar orgullosa de él.

Fueron algunas de las muchas palabras que le dedicaron a la rubia conforme iban llegando las personas al funeral.

Junto a Sam estaban sentados Kevin, Jessie, Andrea, y Antonio. Habían unos que otros compañeros del hotel y la cafetería, quienes intentaban animarla con palabras de apoyo, pero ella solo les respondía asintiendo la cabeza para darles a entender que ella los estaba escuchando.

Fue muy extraño ver cómo el ataúd bajaba lentamente dentro del foso en el suelo, especialmente sabiendo que dentro de este no había nada, pues según le habían explicado a Sam, el fuego había consumido los restos de Jake, no dejando nada de su persona. Por lo que no había nada que enterrar.

La única razón por la que enterraban un ataúd vacío, era más que nada por la insistencia de la unidad en dónde Jake trabajo, quienes asistieron en ayudarla en pagar todo el funeral, pues a ellos les pareció importante despedir a uno de los suyo como se debía, y esto Samantha se los agradeció.

La mayoría de los que asistieron al funeral ya se habían marchado, solo quedaban ella, y sus amigos más cercanos. El señor Antonio se retirado, quedando solo Jessie, Kevin y Andrea.

—Tu dinos cuándo te sientas lista para irte. Nosotros nos quedaremos aquí contigo todo el tiempo que sea necesario— le dijo Jessie, la cual estaba sentada junto a ella dentro de la funeraria.

—Okey— Sam expreso sin mirarla.

—Toma, me imaginé que querrías algo de tomar— comento Kevin llegando con un vaso de agua, y tomando asiento en el otro asiento que estaba junto a la rubia.

—Gracias— dijo ella antes de beber un poco de agua.

—Me gustaría poder quedarme por más tiempo. Pero me tengo que ir.

—Andrea ¿Cómo te vas a ir ahora?— Kevin la miro indignado.

—Lo siento, pero debo estar en el hotel en menos de media hora— Andrea, quien había estado sentada en las sillas que estaban al otro lado del pasillo se puso de pie.

—Pero.

—Esta bien Kevin, deja que Andrea se vaya— interrumpió Sam al varón— Andrea, te agradezco por venir hoy. Y Kevin, deberías irte también. Deberías aprovechar he irte con Andrea.

Kevin no estaba convencido en marcharse. Para él era más importante en estar con su amiga en estos momentos difíciles, en lugar de pensar en irse a trabajar.

—Por favor. Me sentiría peor si faltas al trabajo por mi— agrego Sam.

—De acuerdo. Pero te estaré llamado— exclamó Kevin antes de levantarse de su asiento he irse junto a Andrea.

Después de que se fueron Sam quedó sola con Jessie, la cual noto veía disimuladamente cada par de minutos el reloj que estaba colgado en la pared. No era difícil concluir que la mujer de mediana edad, a pesar de querer hacerle compañía, está estaba ansiosa por la hora. Jessie era madre soltera, por lo que, de seguro el motivo de su inquietud se debía a sus hijos, los cuales debió de dejar al cuidado de alguien más mientras venía al funeral.

—Tu también debería de irte ya— Sam tomo la mano de Jessie para captar su atención.

—¿Cómo podría hacer eso? No. Yo me quedaré aquí el tiempo que se necesario— hablo con firmeza la morena, pese a que sus ojos inconscientemente volvieron a ver la hora del reloj, demostrando que no está del todo tranquila de quedarse ahí.

—Lose. Y eso te lo agradezco inmensamente. Pero por eso te lo digo que te vayas. Ya creo que estoy lista para irme. Así que, deberías adelantarte, yo iré al baño y luego me iré también. Me gustaría ir a casa, y estar un rato sola— comento Sam dedicándole un ligera sonrisa, la cual contrastaba a su mirada apagada.

Jessie vio el rostro de su amiga, y luego una vez más vio la hora. Y pese a no sentirse del todo segura en dejar a Sam, ella al final termino cediendo.

—Esta bien. Pero por favor, prométeme que me llamaras. No importa si no te parece que sea algo importante, igual llámame.

—Si. Te lo prometo.

Sam observó cómo Jessie se iba, antes de también ponerse de pie he ir en dirección al baño. Realmente no sentía la necesidad de ir, pero fue lo único que se le ocurrió decirle a la morena para que no notara que ella aún no tenía ninguna intención de irse.

Y es que a Sam le constaba mucho si quiera pensar en la idea de regresar a su departamento, sabiendo que a partir de ahora solo estaría ella viviendo ahí.

Pensar en el hecho de que ahora esta sola le daban ganas de vomitar por alguna razón.

Se sentó de uno en las sillas que estaban dentro de la funeraria, y se quedó ahí un largo tiempo. Originalmente quiso quedarse ahí hasta poder tener el valor necesario para salir he ir a su departamento, pero termino quedándose más de lo que planeaba, pues sentía muchas náuseas, y presentía que si se levantaba definitivamente regresaría lo que tenía en el estómago, lo cual era únicamente un vaso de agua y la mitad de una dona, ese día casi no había comido nada.

Después de casi tres horas, Sam logro ponerse en pie, las náuseas casi habían desaparecido. Salió de la funeraria y comenzó a caminar sin mirar hacía adelante, por alguna razón sus zapatos parecían ser algo más interesante de observar mientras caminaba.

Estaba tan distraída de su alrededor que no se dio cuenta del auto que paso cerca suyo, ni que este se estacionó unos metros más adelante, ni mucho menos de la persona que bajo del ese vehículo.

Solo cuando chocó contra el pecho de aquí hombre, fue que Sam se dio cuenta de su presencia. Por lo que ella levanto la mirada con la intención de pedirle disculpa al desconocido, dándose cuenta de que este en realidad no era ningún desconocido.

—Oliver.

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