Marianne Belmonte deberá encontrar al que sería su futuro esposo con su hermana en la cama para darse cuenta que siempre ha estado sola en este cruel mundo. Su padre le da la espalda y bendice el matrimonio de su ex prometida con su hija menor, también se somete a la humillación que conlleva el anuncio de que esperan un bebé juntos. Sin pareja, dónde vivir, pocos ahorros y con su trabajo pendiendo de un hilo, decide por unos tragos de más, pasar la noche con un apuesto desconocido entregándole su virginidad. Aunque vive una noche apasionante y sensual, Marianne se arrepentirá encarecidamente de su aventura, porque ese apuesto desconocido es Luciano Brown, su nuevo jefe y accionista mayoritario de la compañía donde trabaja. Algo peor pasa después, ella deseará vengarse de su familia y perderse en el misterio que representa un hombre lleno de secretos como Luciano. Por eso decide proponerle un contrato matrimonial que pondrá en riesgo a su corazón, y quizás hasta a su propia vida.
Leer másNuestra ansiada llegada al paraíso en la tierra, se sintió más bien como la llegada a nuestra primera pelea como casados. ¿Sorprendente? Para nadie, ni yo misma debía sorprenderme con que nuestra disputa alcanzase este nivel. Nuestro matrimonio era con facilidad una receta perfecta para el desastre, y así demostró serlo.En todo el vuelo hacia Malé, el proceso de bajar las maletas, tramitar el visado, ir al puerto, y montar la lancha hacia el resort sobre el mar, ni pío nos dedicamos Luciano y yo. Cada vez que el miraba hacia mí, le reviraba la cara del mal humor que tenía.No lo quería ver ni en pintura, ni siquiera las aguas turquesas que parecían ser sacadas de una imagen editada que estaban de su lado. Finalmente, pisando la villa que sería la nuestra, puedo distraerme mucho más con la sensación de fantasía que nos da.La terraza privada con un panorama capaz de dejar a cualquiera sin aliento, después la ducha con efecto lluvia al aire libre, la piscina privada, seguido de las com
La felicidad de Luciano debía ser estudiada por los niveles absurdos que alcanzó en nuestro viaje a Sri Lanka. El hombre que se subió a ese avión fue uno diferente al que se bajó conmigo, todo chistes, risas y muy confianzudo con sus manos sobre mí. Aunque claro, quejarme de lo contrario sería tonto después de las cosas imprudentes que hicimos en ese baño.También debía admitir que disfruté más de lo esperado nuestra segunda vez, y que de hecho estaba disfrutando muchísimo este día. Como Luciano andaba tocándome la espalda o la mano tanto a nuestra llegada a Negombo, aproveché para recostar mi cabeza de su hombro en el auto que nos llevó al hotel. Y como estaba así de feliz, le pedí que volviésemos a dormir acurrucados porque el cuerpo no me daba más. Tuvimos así, una buena noche de descanso al llegar al país.Pero el descanso se ha acabado con la alarma de mi celular sonando en esta linda habitación de hotel. Era momento de explorar este rincón del mundo con bosques, llanuras, playas
Es una mañana más sintiendo que el mundo me da vuelta detrás de mis parpados cerrados. Los abro con dificultad para que la luz incremente el dolor de cabeza que tengo. He amanecido en una cama blanca.Mi boca tiene una sensación rara dentro de ella, por lo que salivo y la abro para sacarme de esta un pedazo de pétalo de rosa. Esto no sólo me extraña, sino que me sorprende junto con las velas, y la botella de champagne allá a la distancia. No es lo único a la distancia, veo mi vestido de novia arrugado tirado por el suelo.También el bajar la mirada a mi cuerpo me hace sudar en frío. Estoy presa por el abrazo de un hombre, y sin ropa, incluso veo uno de mis senos fuera del resguardo de la sabana. Poco a poco voy girando mi cuello hacia atrás para encontrarme a mi flamante nuevo esposo: Luciano.Él está en las mismas condiciones que yo, desnudo y me maldigo mil veces porque lo que aquí pasó es demasiado evidente. Tan evidente como que no me acuerdo una mierda de cómo llegué a esta habit
Narrado por Luciano Brown Le he dado la boda que ha querido, le he cumplido como ha querido, y he ido tan lejos como para darle la exclusividad de mi cuerpo. Marianne no se podía quejar de mí, pero yo sí tengo muchas quejas de ella. Comenzando por su insistencia en no separarse de Giana a estas horas de la madrugada. Son las 2:00 AM, la mayoría de nuestros invitados se han largado del hotel y estoy dándoles una patada de despedida a los últimos. Sin embargo, miro y miro de reojo en el salón casi vacío a mi esposa riendo como niña de preescolar con su amiga. —¿Se puede saber a dónde irán de luna de miel? ¿Por cuánto tiempo? — pregunta Lucía con Levi dormido en sus brazos. El bebé anda sin zapatos y sin camisa, ha quedado en pañales. —Las Maldivas creo haber escuchado… — digo distraído, viendo hacia atrás. Marianne ahora está intentando pintar los labios de Giana. Es un labial rojo y le embarra la cara. Las dos se mueren de risa, de nuevo, como dos niñas. —¡No puede ser! ¡Leandro y
Narrado por Luciano Brown Siempre he sido un ave en libertad. He volado a donde he querido, cómo he querido y con quien he querido. Sin límites, sin rendir cuentas a nadie, sin desperdiciar mis energías en conexiones emocionales o apegos innecesarios. Esa había sido mi vida, esta excitante vida que he tenido la dicha o desgracia de vivir. Quizás deba pedir perdón a quienes he molestado o herido en este trayecto, pero dicen que la gente herida suele herir a los demás. ¿Qué más se podía esperar de alguien como yo? Abandonado por su madre, a la merced de un padre alcohólico y en la batalla constante por tener la atención de mi abuela. Hice lo que hice, no me arrepiento, no me siento culpable. O eso era así, hasta que tuve un recordatorio de que el tiempo no perdonada a nadie, incluyéndome. El Luciano de 18 no era el mismo de sus 34, e inevitablemente el peso de las consecuencias de lo que una vez hice, tendrían que alcanzarme. Estuve consiente de que en esta vida todo se paga, y gusto
Para nuestra desgracia, las advertencias de Giana resultaron ser ciertas. Eso es lo que estamos comprobando al ver en pleno salón a Liam golpeando a mi papá y mi papá a Liam. Los dos lucen mal, hasta veo sangre en la camisa de Sergio y en la nariz de Liam. El resto de los invitados están alejados de esos dos, alarmados por la escena. A excepción de algunos casos.Por ejemplo, Lucia, Clara y Leah están sacando a los niños del salón; mientras que América está sentada en una silla sin reaccionar y pálida. Esa señora no hace nada, ni ve la pelea que se debe estar llevando a cabo por su culpa. No hace falta mencionar el bochorno de los padres de Andrew o el propio Andrew, ni la desesperación de Amanda. Esta le ruega a su madre que reaccione, ella no lo hace.Antes de que quieran ir por otra ronda de golpes, y por tumbar más de la vajilla del hotel, ya que se ve que tumbaron parte de esta en la mesa próxima; Lemuel y ahora Luciano se meten en el medio de esos dos. Lemuel sosteniendo a su he
Había enviado las invitaciones de manera personal, sabía que el encuentro de América con Liam sería inevitable. Pero no me esperaba que la sorpresa por verse después de tantos años ni la pudiesen disimular. Los dos están congelados viéndose el uno al otro. Es una imagen que no tarda en despertar ciertas miradas disimuladas alrededor.—Llegué a creer que América no vendría. ¿Por qué está apareciendo hasta ahora? — pregunto a Luciano.—Planeaba no deslumbrarnos con su presencia. Sergio me lo dijo antes de irte a buscar para la ceremonia. Pero, le recordé de la importancia de nuestra boda, y de la ofensivo que me resultaría que no estuviese entre nosotros — explica él complacido.Luciano me ha hecho disfrutar mucho de nuestra boda, sin embargo, su insistencia por invitar a Liam y a América para que esto pasara, es conflictiva.—¿Crees que se peleen? — pregunto viéndolos.—Creo que tenemos asientos de lujos a semejante espectáculo — él da otra cucharada al postre.Lo de que tenemos asient
No he podido dormir, ni he podido comer de los nervios. Pero la falta de sueño o de alimento se disimula bastante bien con maquillaje profesional y un vestido como este. O eso es lo que me está haciendo creer Giana.—¡Dios mío! ¡Luces preciosa! ¡De revista! — elogia ella arreglando la cola de mi vestido de novia — ¡Vete en el espejo!El día de mi boda con Luciano era hoy. Finalmente me casaría con él en un contrato único en su tipo. Para ello, es que he estado preparándome desde temprano para la ceremonia en esta habitación de hotel junto con un par de estilistas, una fotógrafa y Giana.Tomo una gran inhalación antes de ver mi look completo de novia al espejo de cuerpo completo que tengo a mis espaldas. Cuando me siento preparada me volteo para detallarme, y quedo sin palabras ante lo bello que es este vestido.Mi reflejo es el quien ha seleccionado un vestido corte sirena cubierto de un encaje divino de flores bordadas con perlas. Este se ciñe a mi cuerpo como corsé y las semi transp
El auto de Luciano está aparcando cerca de la acera en donde estoy esperándolo. La calle está movida con muchas personas a mi alrededor entrando o saliendo de los clubs de la zona, lo que precipita que entre en el vehículo para no congestionar el tráfico. En lo que entro y me pongo el cinturón de seguridad, encuentro lo que espero, a un Luciano de mal humor que arranca sin saludarme. —¿Qué llevas puesto en la cabeza? — pregunta. Toco mi cabeza para entender su cuestionamiento, y toco la corona de plástico que Giana me había puesto en algún punto de la noche. La retiro y la aprecio entre mis manos. —Fue mi despedida de soltera. Giana me coronó — explico en una sonrisa por lo débil que es el plástico. —¿Despedida de soltera en un club? ¿Con esos tipos? Veo confundida a Luciano, para analizar su expresión. Esta es una de las menos incoherentes que le he conocido, de sus facetas menos coherentes, mejor dicho. Él está molesto. —¿Qué tipos? — digo confundida. —Los de la foto que me e