Ella no me cree en lo que me escucha. Pero mi cara de culpa, vergüenza y dolor, la convence. No solía mentir, no en estas cosas.
—Muérete. Estás mintiendo.
—¿Qué más quisiera yo que estar muerta? No lo estoy — me lamento.
—¿Él te reconoció? ¿Qué te dijo sobre eso? ¡Pudieron hablarlo! — desea saber a