Héctor Altamira, un famoso millonario y playboy de tiempo completo, ha pasado toda su vida subestimando al amor en su estilo de vida despreocupado y cínico. Casado años atrás para luego abandonar a aquella mujer en busca de una vida libre y debido a una horrenda calumnia, aquellas emociones que creyó olvidadas y que despreció, renacerán intensamente cuando vuelve a verla en los brazos de otro hombre…con ese pequeño idéntico a el a quien ella toma amorosamente de la mano. Adara Dánae, una recién descubierta pintora y pianista, ha superado el dolor que el abandono de su ex esposo dejo en su corazón después de que su propia hermana la había calumniado. Ocultando a aquel hijo que tuvo con su ex amor, siguió con su vida con el alma hecha pedazos. Con un nuevo amor, y lista para comerse al mundo, aquellos sentimientos que creyó olvidados resurgen para atormentarla después de aquel reencuentro con aquel que le rompió el corazón y su secreto ha quedado al descubierto. Un amor que se creyó olvidado, un sentimiento que renació ardiente como el fuego. Las piezas rotas volverán a unirse y aquel hombre buscara recuperar a la mujer que una vez le perteneció, ¿Podrá el amor superarlo todo? Enamorado de mi ex esposa de J. I. López.
Leer másA veces el amor, no es suficiente para repáralo todo.
Adara miraba feliz aquella prueba positiva de embarazo. Aquel hijo o hija, era todo lo que una vez tanto ella como su amado Héctor habían esperado, aunque habían tardado un tiempo en conseguirlo, finalmente, aquella prueba, llenaba el corazón de la joven esposa y futura madre de dichas y dulzores, sin embargo, a menudo, nada es lo que uno espera.
Al mismo tiempo, Héctor siente como el corazón se le rompe en mil pedazos, al mirar aquella fotografía que un anónimo a enviado a su correo. Las lagrimas se le resbalan desde los ojos, y el corazón roto le late a mil por hora al ver a la mujer que ama, la única a la que juro amar por siempre, le ha sido infiel y se la ve acostándose con otro hombre. Furioso, con el alma hecha pedazos, va hacia ella quien tambien se dirige hacia él.
—¡Héctor mi amor! ¡No sabes que hermosa noticia tengo que darte! Escucha y mira es…
—¡No quiero escuchar nada que venga de tu sucia boca mentirosa! ¿Cómo pudiste hacerlo Adara? ¿Cómo pudiste engañarme sabiendo lo mucho que yo te amo? —
Héctor no permitió que su esposa, aquella mujer a la que amo desde el primer momento en que la conoció, le dijera aquella noticia tan hermosa y llena de esperanza. Adara no comprendió nada de aquello, ¿De que hablaba su amado Héctor? ¿Engañarlo? No, ella no sería capaz de hacer tal cosa.
—¿De que hablas? Yo no…
—No volveré a buscarte, espero que tu hagas lo mismo —
No sabía quién había sido, ¿Quién la odiaba tanto para destruir su felicidad al lado del único hombre al que había amado?, la habían calumniado, hablando de amores prohibidos que ella jamás experimento ni busco, hablando de castigos y condena cuando ella era completamente inocente.
—Espera Héctor…no te vayas…no me dejes… ¡Eso es mentira! —
Héctor no había querido escucharla, la había cruelmente mandado a callar, pues no había dudado ni un momento de aquella vil mentirosa que celebraba su triunfo con una sonrisa en su rostro.
—Calla, no vuelvas a hablarme, no quiero volver a verte…para mí, desde este día, estás muerta…
Aquellas eran las últimas palabras que escucho de sus labios, aquellas fueron las palabras que le rompieron por completo el corazón a aquella mujer que sintió como de pronto, su mundo entero le había sido arrebatado. De los labios que una vez beso y le recitaron mil poemas, ahora solo salían desprecios y acusaciones. Y así, viéndolo marcharse cerrando la puerta de aquella casa a la que una vez llamo su dulce hogar, Adara sintió como su corazón se desmoronaba en mil pedazos mientras se acariciaba el vientre y su alma rota dejaba escapar el llanto.
Héctor no escucho, el hombre se negó a escucharla, sintiendo su alma rota y su corazón hecho añicos, salió de aquella casa dejándola sola. Adara miraba a su esposo marcharse, aquel al que amo primero, aquel que creyó, sería su compañero para el resto de sus días…aquel que le prometió permanecer juntos hasta que la muerte los separase una tarde de verano junto a un altar frente al mar.
Adara sollozaba mientras repetía el nombre de aquel que acababa de dejarla con el alma hecha pedazos. Sin embargo, una llamada entraba a su celular, una que le terminaría de romper el espíritu y que la sumergiría en el peor de los sufrimientos…aquella traición de quien no esperaba.
—Te lo advertí hermanita, si él no podía ser mío, entonces tampoco sería tuyo…
La voz de su hermana, quien, alimentada por el odio y la envidia, había calumniado a su propia sangre.
Aquel hombre al que amaba con toda la fuerza que tenía su ser, se había ido, la había abandonado creyéndola hasta el último momento una infiel y mentirosa gracias a aquella cruel mentira que su perniciosa hermana había arrojado en su contra.
Su hermoso rostro estaba cubierto de lágrimas, su cabello rubio estaba desordenado, y Adara, alzando la vista con sus ojos rojos por el dolor, miraba a su hermana tambien marcharse después de haber logrado destruir su matrimonio.
Sola, completamente sola, Adara Dánae se levantaba del frío suelo en el que se había encontrado, con el corazón roto en la palma de su mano, y un sinfín de promesas que no se cumplirían nunca, se secó las lágrimas que no dejaban de brotar. Acariciando su vientre, miro a su casa casi vacía, aquella en la que había pasado los mejores y más felices días de su vida junto a su amado Héctor Altamira, el que había sido su gran amor desde la escuela secundaria y al que su hermana menor siempre le había envidiado por ser el millonario heredero de su importante familia y aun llorando, aun con el alma pendiendo de un hilo, Adara dejaba atrás aquel hogar dulce hogar, y pronto un letrero de “SE VENDE” podía apreciarse en el jardín de la que una vez fue una casa feliz.
Un hombre solitario miraba aquel letrero, sin poder evitar hacerse la pregunta de a donde fue que aquella mujer se había ido. Poco a poco, el tiempo transcurrió, y tanto Adara como Héctor, habían dejado atrás aquella dolorosa historia de un sueño que una vez compartieron juntos. El sueño que la más cruel de las mentiras envió directamente al olvido.
Seis años pasaron, seis años en los que aquella mujer con el alma rota había dejado su corazón atrás, para aprender a cuidarse ella misma. El destino, muchas veces nos guía hacia donde realmente pertenecemos, o nos lleva de vuelta hacía el sitio que nunca deseamos realmente dejar.
Adara paseaba en el parque mientras admiraba la hermosura de la nieve prístina que comenzaba a caer, sin saber que los ojos de Héctor Altamira, su ex esposo…su ex amor, la miraban con curiosidad…quizás, con algo de anhelo. Deseoso por hablarle a aquella mujer a la que abandono un día y no había vuelto a ver hasta ese momento, se detuvo en seco cuando miro a aquel pequeño que corría hacia ella, y se abrazaba a sus piernas con la ternura típica de la infancia.
—¡Mami! —
Un hombre apuesto y varonil se acercaba a Adara, y luego, sin más, y con una gran sonrisa previa, aquel, la había besado en los labios. Héctor sintió como el corazón le dolía al mirar aquello, Adara había vuelto a hacer su vida y el…el solo era un solitario multimillonario. Retirándose de aquel lugar no soportando ver aquella escena, Héctor pensó en Adara…y en aquel niño que con tanto amor la había abrazado.
Tres años habían transcurrido desde que la tragedia había ocurrido. El juicio en contra de Noah Lennox, había sido realmente escandaloso, tanto, que la familia real había tenido que dar una postura, decidiendo abandonar en todos los aspectos a su infame pariente que los había avergonzado con aquellos actos tan cuestionables y aberrantes.Adara miraba el televisor; su hermana salía dando una entrevista sobre su caso, pues habiendo sufrido violencia doméstica, se estaba divorciando de su millonario marido en medio de un escandalo tambien, dando con ello paso a su nueva campaña a favor de los derechos de las mujeres. Estaba muy cambiada, y aun cuando no hablaban, Adara esperaba que todo aquello que su hermana estaba haciendo, diera los resultados que ella esperaba.Había estado recibiendo terapia durante un par de años en los que había aprendido a volver a amarse a sí misma después de la pesadilla que en carne propia había vivido y logrado sobrevivir. Las pesadillas se habían ido, y el m
El sol se sentía cálido sobre su piel, calentado además de esta a su propia alma.Había sido una tragedia lo que había ocurrido, una que parecía en su momento no tener final, sin embargo, después del horror que sobrevivió, las nubes comenzaban a despejar el cielo y la tormenta parecía haber quedado demasiado lejos ya.Héctor sentía la mano de Adara sobre la suya, y los rayos del sol iluminaban sus cabellos rubios haciéndolos brillar como el oro. Los hermosos ojos de la mujer aún guardaban mucho dolor en ellos, reflejando el sufrimiento tan terrible al que había estado sometida y sus labios trémulos le narraban el horror del que había logrado escapar con vida. Sin embargo, no solo era lo que ya había ocurrido, si no, lo que estaba aun por ocurrir lo que lo mantenía al borde de las lágrimas.“Superfetación” “El me violo” “Estoy esperando a un hijo tuyo…y a uno de él”El sol calentaba su alma, haciéndole entender el miedo de Adara, miedo a su reacción, a ser culpada de estar esperando a
Las nubes comenzaban a desaparecer poco a poco a medida que el avión comenzaba su descenso. Adara había viajado de regreso a España junto a su pequeño Nicolás y la amable Gianina, el hermano de ella les había pedido aquello como parte de la recuperación que Héctor estaba necesitando. La rubia se sentía triste, demasiado melancólica, toda su vida parecía estarse desmoronando…a Héctor le daban pocas esperanzas de llegar a sobrevivir. A su lado estaba durmiendo Nicolás, le había tenido que decir la verdad a su pequeño hijo, y, como era de esperarse, el niño había pasado gran parte del vuelo sollozando y aferrado a ella. Si Héctor moría…ella moriría con el…al menos en alma. Eran ya tantos los sufrimientos que estaba cargando que se sentía agotada, aun no terminaba tampoco de procesar la noticia de su inusual embarazo. Al menos por esos momentos tan solo quería concentrarse en Héctor, conservaba arraigada la esperanza a su corazón de que el iba a sobrevivir, nada iba a pasarle…nada debía
Aquella mañana hacia frio, mucho mas del que Adara había sentido jamás. Los cielos grises nuevamente anunciaban una tormenta, aunque quizás, esta no era tan devastadora como la que en esos momentos estaba sintiendo. Las noticias sobre Héctor habían finalmente llegado, su ex esposo estaba grave, muy grave. Había recibido un disparo que perforo uno de sus pulmones y aunque cuando la cirugía había salido bien, el hombre continuaba debatiéndose entre la vida y la muerte. ¿Cómo le daba aquella noticia a su hijo? Decirle a Nicolás que posiblemente su padre no volvería…era devastador. La mano de Gianina le acariciaba la espalda en un intento fallido por brindarle un poco de consuelo a la rubia, el panorama no era alentador, sin embargo, aún se mantenía la esperanza, y ella esperaba con toda sinceridad que aquella historia tuviera un buen desenlace, conocía bien a Héctor, estaba segura de que el hombre no se dejaría morir tan fácilmente, menos aun ahora que tenia grandes motivos para sobrev
—Familiares de Héctor Altamira —Tan solo un hombre se había puesto de píe en aquella sala. Los nervios tan terribles y las palpitaciones habían comenzado.—Soy yo…bien, vera, Héctor no tiene familia, pero yo soy su amigo, viaje desde Italia después de recibir la llamada, se que Altamira les ha dejado mi número para comunicarse, soy Giancarlo Visconti, seré la persona a cargo — dijo el hombre de cabello negro y ojos grises.El médico reviso el expediente y encontró que efectivamente Giancarlo había sido designado por el propio señor Altamira como quien debía de estar a cargo.—Muy bien señor Visconti, sígame por aquí — indico el médico.Todo el personal del hospital estaba enterado de que el multimillonario empresario estaba allí en estado crítico, aunque nadie entendía realmente como era que había terminado involucrado en aquel intercambio de disparos que ocurrió entre las autoridades y los criminales londinenses.Luego de entrar en la oficina del médico en jefe, Giancarlo aun estaba
—Se reportan disparos dentro y fuera del hotel Atlantis Resort en donde se ha dado a conocer que la policía de Barcelona a ubicado al delincuente Noah Lennox quien aparentemente no se encontraba solo si no con escoltas que atacaron a las autoridades…—Se reporta al menos a un hombre herido y dos oficiales muertos en el cumplimiento de su deber…—Se ha logrado arrestar al sospechoso quien ha solicitado la presencia de su abogado para…—De manera extraoficial se ha dicho que el civil lesionado estaba acompañando a la policía de Barcelona…Los nervios que sentía Adara a flor de piel estaban a punto de volverla loca. No tenia noticias de Héctor, por más que había intentado marcar su número, su ex esposo simplemente no había respondido. Aquel civil herido del que hablaban en el noticiero, estaba casi segura de que era el, ¿Quién mas si no? Quería viajar a España, saber que se encontraba a salvo.Noah y sus hombres, habían sido arrestado en aquel tiroteo que se había desatado en aquel edifi
Último capítulo