Capítulo 38

Franco

Recuerdo que estaba más delgada hace una semana, lo cual ahora es buena señal, porque me alivia el verla recuperarse tan bien. Disfruto mucho asistir a sus terapias de rehabilitación, porque ella y su terapeuta forman un excelente equipo.

Las observo trabajar juntas en base a los movimientos de la pierna de Riley y bebo del jugo de naranja que ha preparado Emma, quien por suerte, solo se dirige a mí para ofrecerme una amabilidad momentánea que me cuesta soportar.

—Levántala hasta donde puedas, si te duele me avisas —le indica la terapeuta.

Es una mujer de unos cuarenta años, tez blanca y ojos cafés. Su cabello es rubio con tonalidades castañas y tiene un cuerpo admirable.

Riley está acostada sobre su cama mientras Brett —la rehabilitadora—, se dedica a realizarle movilizaciones.

—Ahora bájala —le indica y ella acata sus órdenes.

—Nada, no me duele nada —dice contenta Riley robándome una sonrisa. Me levanto del sillón y camino hasta su cama.

—En dos meses podrás usar los zapato
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